LA PROFESIÓN DOCENTE EN EL NUEVO CONTEXTO EDUCATIVO
LA
PROFESIÓN DOCENTE EN EL NUEVO CONTEXTO EDUCATIVO
MSc.
José Antonio Nieva Chaves
Verónica Jiménez
Resumen– En
este ensayo se hace una revisión del concepto de la Profesión docente en el
nuevo contexto educativo, se conceptualiza desde el enfoque histórico cultural,
donde se considera lo cognitivo y afectivo como una unidad. Se enfatiza en la
importancia de una formación docente capaz de asumir los retos que emergen de
los procesos sociales, de la cultura y sus dinámicas, que implican una
transformación social. Una formación que tiene en cuenta no sólo los aspectos
externos sino también a la persona como sujeto integral, en el devenir con sus
congéneres y en un proceso de búsqueda, que no se agota en el quehacer del
aula, sino que transciende las barreras de lo inmediato para abordar la
condición humana como potencialidad, en el rol determinante de transmisor de cultura
y transformador de la sociedad: ser docente en esta historicidad.
Palabras claves– Formación
docente permanente, docente aprendiz, educación, sociedad.
Abstract– This
article reviews the concept of teacher training and its various components, it
is conceptualized from the cultural historical approach, in which the cognitive
and the affective are considered as a unit. Emphasis is placed on the
importance of teacher training for them to assume the challenges that are
emerging from social processes, from culture and its dynamics, involving social
transformation. A formation which takes into account not only external aspects
but also people as a comprehensive subject, in the exchange with their
contemporaries and in a searching process, which does not end in the classroom
but transcends immediate barriers to approach human condition as a potential,
in the determinant role of culture transmission and society transformer: Be a
teacher in this historicity.
Keywords– Permanent
teacher training, teacher as learner, education, society.
La educación ha
evidenciado su importancia en el desarrollo histórico de la sociedad,
transmisora de la cultura que le ha antecedido en cada época o sistema social
en particular. En ella el docente ha sido uno de los protagonistas principales
en los procesos de desarrollo y transformación. Sin embargo, la formación
docente no siempre ha recibido atención especial. Los estudios la abarcan desde
diversos paradigmas, pero el docente como sujeto activo del aprendizaje ha sido
escasamente atendido. Tanto desde la perspectiva de la formación inicial como
permanente.
El presente artículo
abarca la formación permanente, la cual ha sido atendida por diversos autores
(Freire, 2010; Martín, 2015; Delgado, 2013; Imbernón, 2011), que destacan la
necesidad de cambiar el enfoque con el cual se realiza y comprende dicha
formación. Al respecto se señala el papel protagónico y transformador de la
realidad social que tiene el docente como educador.
Desde esta perspectiva
el artículo abarca uno de los procesos humanos esenciales del desarrollo
histórico social, la formación permanente del docente como sujeto activo de
aprendizaje con significatividad para la transformación y desarrollo personal y
social. La propuesta que se presenta forma parte de un proyecto de
investigación que abarca la formación docente orientada al aprendizaje
significativo y desarrollador; para lo cual, la perspectiva del enfoque
histórico cultural permite realizar una nueva mirada a la formación docente,
objetivo del presente artículo.
Se asumen algunos de
los aportes esenciales de este enfoque por su visión transformadora, que
posibilita reflexionar sobre el docente como sujeto activo y transformador en
el proceso de aprendizaje, es decir como aprendiz.
Para dicho propósito se
requiere de la profundización teórica mediante el empleo del análisis histórico
lógico como método general y se utilizan resultados de los autores, de un
estudio exploratorio mediante encuesta sobre la formación docente.
Los resultados abarcan
la aproximación a los componentes y contenidos de la formación docente
permanente, que asume al docente como sujeto activo del aprendizaje,
autotransformador y transformador de la realidad social.
Se concluye sobre el
papel de la educación y el docente en la sociedad; la importancia de responder
a la necesidad de la demanda social de concebir al docente y su formación desde
una nueva perspectiva, como aprendiz autotransformador y transformador social
desde la potencialidad de su desarrollo; una nueva concepción sobre la
formación docente permanente.
2. Desarrollo
La educación ha sido un
factor determinante en los procesos de desarrollo de la sociedad y la humanidad
a lo largo de la historia. A través de ella, se han dado procesos de
inculturación y transformación; su concreción en los diferentes ámbitos de
actuación de los sujetos ha servido de mediadora de sus posibilidades reales y
perspectivas.
El papel determinante
de la educación en la sociedad y la dinámica de interrelaciones que en ella
acontecen no se limitan a lo educativo, sino que tienen implicaciones en la
concepción del deber ser, la percepción y resolución de problemas de la
sociedad que trascienden el inmediato presente. Estas interrelaciones abarcan a
la persona en particular y sus aportes a la construcción de la sociedad, dan
lugar a nuevas prácticas, nuevas cosmovisiones, modos específicos de afrontar
los retos que le van imponiendo los cambios emergentes de su contexto, su historia
y cultura desde la interacción con sus congéneres, dadas sus potencialidades
como sujeto particular y social.
Al respecto, Alvarado
(2013), alude que "en la educación como proceso, desde las prácticas
pedagógicas toma sentido la identidad, se reflexiona sobre la cultura con
fundamentos éticos y políticos que son aprendidos y desarrollados y contribuyen
a resolver problemas educativos y sociales.¨
El proceso educativo
configura la cultura, sintetiza las exigencias sociales y laborales, los
cambios del desarrollo tecnológico, la sociedad a la que responde y el tipo de
educación que ella traza como política. En este proceso, la función del docente
no se reduce a reproducir la cultura y sus componentes, sino que implica
procesos de asimilación, construcción, reconstrucción y mejora de la actividad,
fruto de las interacciones de las personas, la sociedad y la historia.
La sociedad y su
desarrollo, incluyendo los avances científicos tecnológicos hasta la
actualidad, han planteado retos a la pedagogía. El análisis de la problemática
es abarcado por varios autores (Freire, 2010; Imbernón, 2011; Nuñez, 2011).y
puntualizan que la nueva era está marcada por el conocimiento, la globalización
y los cambios radicales.
Ello exige cambio en la
formación docente, a fin de que se implemente la educación que requiere el
mundo contemporáneo y la cultura humana, se considera además el papel del
docente en la sociedad como agente transformador.
Un estudio pedagógico
de documentos oficiales de organismos políticos internacionales y académicos
sobre el vínculo formación y sociedad, aunque referido a la educación superior,
analiza el papel que desempeña la formación para el desarrollo socio económico
desde una visión reducida de sociedad, enmarcada en poderosas empresas e
intereses del mundo desarrollado, en detrimento de países de menor desarrollo;
y una visión más amplia que reconoce el valor de la educación para la construcción
y progreso de la sociedad, basada en el desarrollo humano y la inclusión
social. (Ortiz, et al, 2016)
El docente como sujeto
de la educación es un actor principal para la sociedad, transmisor de la
cultura que le ha antecedido y propiciador del aprendizaje mediante el proceso
educativo, el que, a decir de Vigotsky, debe ser "planificado,
organizado y anticipado del desarrollo de los sujetos". Vigotsky
citado por Martínez (2002). Es decir, se requiere del proceso de formación del
docente. El papel fundamental que ocupan los docentes en la educación y en
el desarrollo socio económico y cultural, conduce a las interrogantes: ¿cómo
debe ser la formación docente? ¿Cómo incorporarla a los procesos de
inculturación? ¿Cuál debe ser el contenido? ¿Cuáles son los procedimientos para
que el docente se convierta en un sujeto activo de aprendizaje y de desarrollo?
Las respuestas que han de surgir deben, dar pistas sobre cómo la formación del
docente se debe ocupar del tipo de sociedad que se quiere y su determinación en
los seres humanos.
Una primera mirada obliga a reflexionar sobre el concepto formación. El análisis teórico sobre esta categoría (Ortiz, et al, 2016) destaca que ha sido tratada desde una perspectiva externa como proceso educativo con fines determinados que produce un resultado, sin que se distinga el papel activo y protagónico de los sujetos de formación, desde su perspectiva interna.
Ante este análisis es
evidente que se requiere una visión más integral al tener en cuenta tanto lo
interno como lo externo del sujeto y la relación que se establece con su
entorno, su cultura y con los otros, como parte de la historia de su desarrollo
y su proyección social.
3. Las
competencias relacionadas con la variedad del aprendizaje
Para planear la
actividad docente es preciso considerar las habilidades de los estudiantes
tomando en consideración su variedad de estilos de aprendizaje, o sea los
rasgos cognitivos, afectivos y fisiológicos, que sirven como indicadores
relativamente estables, de cómo los estudiantes perciben, interaccionan y
responden a sus ambientes de aprendizaje Al respecto, se plantea que el
aprendizaje es tarea del profesor en la medida que éste enseña a aprender, y
que uno de sus roles reconocido es convertirse en un facilitador del aprendizaje.
Este planteamiento deja claro que no basta que un docente sea experto en los
contenidos, sino también debe serlo en la facilitación del aprendizaje. Si bien
éste distribuye su tiempo en la enseñanza de contenidos y la enseñanza de
estrategias de aprendizaje, esto último es una tarea relevante del docente por
una doble razón: las estrategias que los estudiantes aplican a su aprendizaje
influyen efectivamente en la calidad de éste, y tales estrategias son posibles
de aprender y mejorables a través de la acción del docente.
4. Las
competencias en la incorporación de nuevas tecnologías de la comunicación y de
la información.
La universidad del
siglo XXI tiene una fuerte proyección mediática; esto es, una referencia a las
redes de comunicación; y cómo éstas son una herramienta que replantea la
relación entre los procesos educativos en sus actuales lugares físicos, y sus
relaciones de tiempo, entre la acción de enseñanza y la acción de aprendizaje,
y, también de su materialidad, transformando en “bits” gran parte del material
empleado para los estudios. No pareciera caber ninguna duda frente a la
afirmación de Poole “el profesional docente universitario no puede iniciar un
nuevo curso sin incorporar las nuevas tecnologías en sus planteamientos
académicos, lo cual supone haber asumido todo un conjunto de conceptos y
habilidades tecnológicas en su saber hacer común”. El docente tiene, ahora, que
incorporar un conjunto de recursos metodológicos nuevos que den cuenta de la
aplicación racional y pertinente de las nuevas tecnologías, en el desarrollo
del quehacer educativo.
5. Acceso
a la función Docente
Es necesario que los
que acceden a estudiar para ser profesores y profesoras sean personas que
tengan unas cualidades determinadas. No únicamente las notas académicas -que no
negamos que tengan un valor, pero un cierto y relativo valor- deben ser la
clave para el acceso. Hay que tener otras aptitudes como la empatía, la
capacidad de trabajar en equipo, la de comunicación, las habilidades para las
relaciones interpersonales; por no entrar en el terreno de las emociones: como
saber devolver los sentimientos a las personas que te rodean. Y una determinada
predisposición hacia la enseñanza y la comprensión del mundo. Como han ido
repitiendo muchos informes, la formación inicial de los docentes sigue siendo
uno de los factores críticos en el momento de analizar la relación entre
calidad de la educación y desempeño profesional del profesorado.
Y posterior a esa
formación inicial, un periodo de inducción a la práctica profesional. En el
debate actual existe una considerable distancia entre las propuestas que
realizan diferentes partidos políticos sobre lo que significa lo que se ha
venido a llamar el MIR educativo o sea el acceso a la profesión después
de los estudios de profesorado.
Desde hace años, muchos
países realizan, en el acceso a la profesión, prácticas de iniciación
profesional, con conocimientos prácticos y profesionales, con un tiempo de
prácticas reales que supone unos primeros años de trabajo sin la condición de
profesor/a definitivo. Es una fase de inmersión en la función docente, a través
de contextos prácticos tutelados, con responsabilidades docentes progresivas y
evaluando su actuación, que requiere conocimientos específicos,
didácticos y prácticos.
6. Discusión
“Existe una serie de razones para creer que el camino hacia la profesionalización de los docentes se encuentra lleno de cráteres y arenas movedizas: los problemas propios que surgen al intentar promocionar los criterios profesionales dentro de una profesión tan masificada, la posibilidad de la devaluación de las credenciales como consecuencia del aumento de los requisitos educativos, el legado nivelador de los sindicatos de la enseñanza, la posición histórica de la enseñanza como forma de trabajo propio de las mujeres, la resistencia que ofrecen los padres, los ciudadanos y los políticos a la reivindicación del control profesional de los centros escolares, el hecho de que la enseñanza se haya incorporado tarde a un campo plagado de trabajos profesionalizados, la previa profesionalización de los administradores de los centros y el poder atrincherado de la burocracia administrativa, la prolongada tradición de llevar a cabo reformas educativas por medios burocráticos y la diversidad de entornos en que tiene lugar la formación del profesorado.”
7. Conclusiones
La educación sintetiza
la política, la cultura, la historia y el desarrollo de los seres humanos y la
sociedad; la transmite y la transforma, donde el docente es un actor principal.
La formación docente
permanente es una necesidad. Las demandas del desarrollo y la transformación
social exigen un cambio en su concepción que requiere un enfoque que priorice
al docente como agente activo de su aprendizaje, desde las potencialidades de
su desarrollo, con carácter autotransformador y transformador de la realidad
social.
La concepción del
docente como aprendiz en el proceso de su formación abarca componentes y
contenidos esenciales desde los histórico y cultural que propicia un
aprendizaje significativo y desarrollador.
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Tesis en opción al título de doctora en Ciencias Psicológicas. La Habana:
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